Iasodara Ruiz-Tagle, más conocida como Iaso, nació en Bahía, hija de padres margiis. Cuando tenía cuatro años de edad, su familia conoció a Acarya Pavanananda Avadhuta y se mudó a Porto Alegre/ RS, Brasil. Allí, su madre, Supriya, empezó a trabajar en la escuela local de Ananda Marga. A partir de ahí, Iaso, Supriya, Shiva (su hermano) y Caetanya (su padre) fueron a vivir en la Unidad Maestra Ananda Daksina, donde Iaso vivió hasta sus 19 años. «Fue la mejor infancia que se puede tener», dice.

En la unidad maestra, Iaso creció rodeada por niños (eran ocho del mismo grupo etario) y acaryas. El Acarya Jagadevananda Avadhuta, por ejemplo, cuidaba a ella y a su hermano cuando los padres iban a trabajar. Dada hacía la cena y muchas veces dormían en su regazo hasta que sus padres llegaban a altas horas de la noche.

Por lo tanto la relación de Iaso con la filosofía de la Ananda Marga vino naturalmente, Hitendra, su compañero, cuenta que ella es «margii por cultura». Ella dice que nunca buscó por Baba, pues «mi familia lo trajo a mí y yo simplemente me sentía bien y segura cerca de Él. No me imagino con otro maestro.” Al ver fotos de Baba por la casa, sus amigos creían que se trataba de su abuelo.

Sus vacaciones eran casi siempre en los retiros, en los que reencontraba a sus «amigos de retiro», junto a los cuales jugaba con los acaryas y montaba campamento en el salón para pasar la noche en el akhanda kiirtan. «Era todo muy ligero y divertido, visto por los ojos de un niño «, comenta.

Baba estaba presente en las situaciones más cotidianas de su vida: cuando tenía miedo de vacas y, al atravesar la calle corriendo, junto a su amiga Jaya, repetía «Baba nam kevalam» para espantar el miedo. O cuando, después de varios días consecutivos de pesadillas intensas, su madre dibujó con tiza de cera naranja un pratik en la pared al lado de su cama, lo que terminó con las pesadillas inmediatamente.

Así como la filosofía, el pracar también entró en su vida de forma natural. Comenzó a dar clases de yoga a los 17 años, ayudando a su madre en el jagrti de Porto Alegre. Con el tiempo, fue tomando gusto por el trabajo, hizo formaciones con profesores renombrados y enseñó yoga por ocho años. A continuación, comenzó a estudiar la moda y abrió su empresa, la marca de ropa Alecrim

Su pracar ganó más fuerza hace unos cinco años, cuando se mudó a la unidad maestra Ananda Kiirtana en la zona rural de Belmiro Braga (MG), donde comenzó a ayudar en la organización de los retiros. El proyecto que más le inspiró fue Leve, un mini-retiro creado por ella y otros margiis, y dirigido a personas con poco o ningún contacto con la filosofía de Baba, en el cual el contenido fue introducido de forma gradual y sutil.

El proyecto tuvo una primera edición acertada. Sin embargo, aún durante su producción, ella y otra margii del grupo organizador descubrieron que estaban embarazadas. Helena (hija de Rainjanii y Gurucaran) y Nina (hija de Iaso y Hitendra) participaron de todo el proceso dentro de las barrigas de sus madres. «Ahora con las niños un poco mayores, ya siento voluntad de pensar en el próximo Leve», afirma. Con el nacimiento de Nina, Iaso continúa el ciclo iniciado por sus padres, formando una familia ananda margii.

Más recientemente, Iaso recibió una invitación para participar en el Dharma for all Journal, donde es responsable del diseño gráfico. Además, espera iniciar nuevos proyectos en Botucatu, a donde su familia se ha mudado recientemente. Y, en medio de eso, ella continúa uno de los aspectos más fuertes de su trabajo de pracar: la culinaria.

Según Iaso, cocinar es “mi gran pasión desde los tiempos en que yo hacía pastel de tierra con flores,” dice. A los nueve años, ya cocinaba rodeada por los condimentos indios de los acaryas de Ananda Marga. Hoy en día, hay más de cincuenta condimentos encima de su horno. Iasodhara tiene buenos recuerdos de esas comidas de la infancia, cuando las comidas de los retiros eran hechas por los acaryas en ollas gigantes. “No tenía que contratar un cocinero de afuera, era muy inspirador,” dice.

Su madre daba cursos de cocina vegetariana, de los cuales era ayudante hasta que ella misma comenzó a dar cursos. Hace algunos años, organizó un blog de recetas sátvicas, que deberá retomar en un futuro breve, ahora con el nombre www.comoflor.com. Para Iaso, ser un pracaraka es «tener la sensibilidad para entender al otro y adaptar una forma de pasar el mensaje. Es encontrar en el otro las semejanzas del pensamiento y conseguir traerlo más cerca. Cuanto más la persona se siente próxima, más abierta su mente estará para recibir nuevas ideas.

Ella, entonces, nos trae más cerca de su mundo, con una receta especial. Pruébala!

 

Panna Cotta de coco con especias

Ingredientes

1 taza de leche de coco

1 taza de leche de almendras

50g de azúcar cristal

1 cucharada de agar agar de la marca kanten

semillas de 1 cardamomo

1 palo de canela

3 clavos

vainilla natural (opcional)

copos de coco quemado y canela en polvo para decorar.

Acompañamiento

Banana de su preferencia

Aceite de coco

Azúcar granulado

 

En una olla, añada la leche de coco con el azúcar, las especias y el agar agar. Una vez que hierva mantenga en el fuego durante 30 segundos, revolviendo constantemente. Retirar del fuego y añadir la leche de almendras. Mezclar bien, colar el líquido para remover las especias y colocar en molduras individuales, molde de pudín o en copitos transparentes y llevar a la heladera por dos horas.

Sugerencia: Si se va a sacar el dulce, unte ligeramente el molde con el aceite de coco./

A la hora de servir, dore rebanadas de plátano en una sartén o parilla anti-adherente, con un poquito de aceite de coco y azúcar para quedar ligeramente caramelada.

Saca la panna cotta y sirva junto con el plátano todavía caliente. Decore con los copos de coco y canela a gusto.

 

La redación

¿Quieres recomendar un #pracarakachef? Escríbenos a journal@d4all.org.