Para quién quiere conocer profundamente a Ananda Marga, convertirse en un LFT (local fulltimer, o voluntario a tiempo completo, traducción libre) puede ser una gran oportunidad. En primer lugar, el candidato debe hacer un entrenamiento, guiado por un acarya, con una rutina que incluye ayuno, trabajos variados, estudios sobre reglas de conducta y filosofía espiritual, además de la práctica diaria de meditación y asanas.

Al final del entrenamiento, se realiza el SPT (sadhana pitta training), una inmersión de siete días que incluye mantener un voto de silencio y comer una vez al día. Mientras las mujeres realizan estas tareas dentro del centro de entrenamiento, en el caso de los hombres, se debe mendigar comida en las calles, pronunciando sólo un mantra específico, sin romper el voto de silencio. El entrenamiento para LFT termina con un examen, en el que se evalúan los conocimientos sobre ideología, filosofía, prácticas y reglas.

El candidato aprobado pasa a trabajar como voluntario a tiempo completo para Ananda Marga, bajo la tutoría constante de un acarya. Al mismo tiempo, se dedica a la disciplina diaria de prácticas espirituales. De esta forma, experimenta como es la vida de un monje y, a partir de ahí, puede decidir realizar el entrenamiento para convertirse en acarya renunciante o volver a su vida anterior, incorporando ahora los conocimientos, experiencias y prácticas adquiridas, y, si lo desea, se puede hacer elegible para ser un tatvika o ghrii acarya (acarya de familia). Por lo tanto, el papel de LFT, el tercero de la serie especial «trabajadores de dharma pracar», es el puente entre el pracaraka que escoge la vida de familia y el que escoge la de renunciante. Quien entra en ese puente puede decidir cruzar hacia cualquiera de los lados.

Hablamos con dos personas que decidieron encarar el «puente»: Madhurii (Beatrice Pellegrini), italiana, margii desde 2015, que actualmente trabaja como LFT en Asunción, en Paraguay; y Viveka (Francisco Irigoyen), argentino, margii desde 2013, que sirve como LFT en Araruama, Río de Janeiro, Brasil. Sus historias son distintas, y muestran cómo son necesarios enfoques variados para que públicos diversos se sienten atraídos por el camino espiritual. Al mismo tiempo, se encuentran en ellos el coraje de salir de su terreno familiar para pulirse como aspirantes espirituales.

Sabiendo de su deseo de aprender a meditar, una amiga recomendó a Viveka un dharmacakra, que él pasó a frecuentar semanalmente. Madhurii, por su parte, fue atrapada por lo racional. Ella tenía muchas reservaciones con respecto a monjes, pues venía de una tradición católica y creía bastante aburrida la idea de la disciplina espiritual. Sin embargo, ella terminó inspirándose por la postura de Yogendra (Jacopo Ceccarelli), un profesor de cursos de formación de instructores de yoga en Florencia, Italia, que ya era practicante de Ananda Marga. Su personalidad alegre y divertida, combinado con su profundo conocimiento de la filosofía, llamó la atención de Madhurii.

Ella se inició en la filosofía de Ananda Marga de forma homeopática, y después de un tiempo, fue iniciada por un acarya de familia, Ghrii Acarya Kamalesvara (Christian Franceschini), que también le sirvió de modelo, por tener una vida estable, trabajar tanto como un wholetimer (acarya renunciante) y ser un ejemplo en el día a día. Después, durante una meditación, oyó el llamado para venir a América del Sur para el entrenamiento de LFT. Su entrenamiento en Sapucai, Paraguay, en la Unidad Maestra Ananda Laliita, fue desafiante, y la hizo encarar cuestiones internas importantes, además de la nostalgia de casa.

Viveka decidió ser LFT «porque sentía un deseo de hacer una entrega más profunda». Su entrenamiento, en la Unidad Maestra de Ananda Daksina https://www.facebook.com/anandamargabrasilportoalegre/ , Viamão/ RS, Brasil, duró dos meses, durante los cuales se sumergió en una práctica espiritual intensa, y enfrentó estar lejos de su familia, amigos y ciudad. Para él, el entrenamiento potencializa un gran cambio interno para quien lo experimenta. «Es una lucha para ir de comportamientos y hábitos pasados ​​a otros mejores, más sutiles. Esta lucha es una oportunidad para hacernos evolucionar. Nuestro cuerpo y nuestra mente cambian. Nuestra visión de las cosas y nuestros deseos se modifican», dice.

Madhurii y Viveka experimentan hoy diferentes enfoques de pracar. Se trata de algo, para Madhurii, que viene naturalmente y que no debe ser forzado. Ella cree que los uniformes de LFT y de acarya atraen la atención y son en sí una forma de que las personas se acerquen. Al ser abordada con preguntas, ella les invita a conocer más sobre la filosofía. Madhurii y la acarya que la guía, Avadhutika Ananda Divyarupa Acarya, dan clases de yoga en una escuela, que atiende a niños desde el jardín de infancia hasta el noveno año.

Viveka ayuda en las actividades del jagrti local, junto al Acarya Siddhesvarananda Avadhuta, su tutor. Cocina, trabaja en el jardín y en la siembra, hace pintura, trabaja con los niños, colabora en los retiros y otros eventos, y da clases de yoga y pequeñas conferencias, además de tocar kiirtan. Con respecto al papel de pracaraka, según él, no hay diferencia si es ejercido por un margii o por un LFT. Lo importante para el pracar es «la firmeza en las prácticas, tener clara comprensión sobre lo que se quiere transmitir y claridad y humildad en esa transmisión, sintiéndose un instrumento del maestro”.

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